¿Un obispo mexicano está a favor de la Comunión para divorciados vueltos a casar?

, 17 Ene. 23 (ACI Prensa).-
Un importante obispo mexicano se convirtió en el protagonista de una polémica por lo que algunos aseguran que es una muestra de apoyo público a la Comunión para los divorciados vueltos a casar.

Mons. Alfonso Miranda Guardiola, Obispo Auxiliar de Monterrey y encargado de la Dimensión Familia de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), publicó la mañana del 16 de enero una historia en su perfil de Facebook sobre una mujer “divorciada vuelta a casar”, que ayudaba en la parroquia y participaba en el coro “domingo a domingo con mucho celo y muy alto fervor”.

“Durante la celebración, siempre hablaba con el Señor. Estaba conectada con Él. Cuando cantaba, cuando rezaba, cuando meditaba en su interior, lo sentía tan cerca”, continúa el relato de Mons. Miranda Guardiola.

Un domingo, concluida la celebración de la Misa y “ya sin gente en el templo”, la mujer vio una hostia sobre el piso.

“Ella, estupefacta, como si una luz invadiera su rostro, como si un agudo golpe recibiera en su corazón, dijo, es Jesús mi Señor (y pensó: se cayó del copón, y ahora está en el suelo, el pobre, maltratado, sucio y cansado), y se dijo para sí: Esta hostia es para mí, el Señor quiso quedarse, quiso esperarme, para que yo lo recogiera, y sin pensarlo dos veces, se inclinó, se postró, y acercando solo sus labios, la levantó del piso, y la comulgó”, escribió el Prelado.

“No hubo nadie más en ese momento, solo ella y el Señor”, añadió.

Mons. Miranda recordó que “varios años después, se acercó conmigo, para revelarme su secreto, esperando evidentemente una respuesta mía; no sé cuál esperaba, yo solo atiné a decir: Así ama el Señor”.

Entre los comentarios a la publicación del obispo mexicano hay mensajes favorables, pero también hay textos que advierten que «comulgar en adulterio» es «un sacrilegio» y criticaron los «sentimentalismos».

La Iglesia Católica y la Comunión a los divorciados en nueva unión

El Catecismo de la Iglesia Católica señala en su numeral 1650 que no puede reconocer la nueva unión de los católicos divorciados y vueltos a casar civilmente “si era válido el primer matrimonio”.

“Si los divorciados se vuelven a casar civilmente, se ponen en una situación que contradice objetivamente a la ley de Dios. Por lo cual no pueden acceder a la comunión eucarística mientras persista esta situación, y por la misma razón no pueden ejercer ciertas responsabilidades eclesiales”, continúa el Catecismo.

Luego, el mismo texto precisa que “la reconciliación mediante el sacramento de la penitencia no puede ser concedida más que aquellos que se arrepientan de haber violado el signo de la Alianza y de la fidelidad a Cristo y que se comprometan a vivir en total continencia”.

En el numeral 1651 se añade que a los cristianos divorciados que viven en una nueva unión, pero que “conservan la fe y desean educar cristianamente a sus hijos, los sacerdotes y toda la comunidad deben dar prueba de una atenta solicitud, a fin de que aquellos no se consideren como separados de la Iglesia, de cuya vida pueden y deben participar en cuanto bautizados”.

El Obispo responde

En declaraciones a ACI Prensa este 17 de enero, Mons. Alfonso Miranda Guardiola aseguró que “evidentemente no estoy ni estaré nunca contra lo que marca la Iglesia en su doctrina. Mi vida está consagrada a ella, y por ella he entregado mi vida”.

El Prelado recordó que “tengo desde 1996 trabajando, acompañando a personas divorciadas vueltas a casar, divorciadas solas, matrimonios en conflicto, matrimonios no sacramentales. Desde entonces hasta la fecha”.

“Lo que escribí, es una historia real. No es algo inventado, es una historia fidedigna. Ciertamente lejana, hace ya 20 años o quizá un poco más. Y es el relato de una persona que así lo vivió, que a mí me lo platicó. Evidentemente no era una confesión. Y fue además una plática informal”, comentó.

Mons. Miranda Guardiola señaló, además, que lo relatado fue “una experiencia vivida por la persona. Que, como señalo en la historia, era una persona muy cercana a la Iglesia, muy cercana a Dios, que participaba en el coro, que acudía a las reuniones de acompañamiento, de reflexión pastoral. Muy cercana a su Pastor”.

“Y que quería, como toda persona, acercarse a Dios, estar más cerca de Él, de acuerdo a lo que la Iglesia le dijera”, indicó.

La mujer, continuó el obispo, “viene conmigo, me platica esta historia. Y obviamente, pues yo no la voy a condenar, quién soy yo para condenarla, yo no la voy a regañar, yo no la voy a apedrear. Fue algo que ella sintió en su corazón, que ella hizo, que no me pidió permiso para hacerlo. Yo lo que hice, pues, simplemente fue abrazar y acoger”.

“Entonces, vamos a ver: una hostia en el piso, cuando no hay nada, ni nadie. Se supone que pudiera estar consagrada, mas no se sabe, porque la descubrió en el momento. Ella supone o en su corazón cree que pudiera estar consagrada y es cuando ella se acerca, se arrodilla, la levanta, la comulga, etcétera”, continuó.

“Ella tiene que vivir su reconciliación con Dios de otra forma, no sacramental, porque no puede recibir la absolución por el segundo matrimonio que vive. El arrepentimiento se vive en el corazón. Ya sea en el sacramento que se recibe, como los que no pueden confesarse, porque el núcleo del sacramento es la contrición, que es el arrepentimiento del corazón, el dolor del corazón por distanciarse de Él”.

El Prelado mexicano aseguró que “fui formado en la apuesta del amor de Dios, yo fui formado en la apuesta que hace Dios al amor. Y me he empeñado toda mi vida sacerdotal en vivir de esa manera, en vivir conforme a esa apuesta de Dios por el amor”.

“Yo la recibo, yo la abrazo. Si tú crees que fue una gracia de Dios recibida en tu corazón, pues ahí déjala. Yo no estoy diciéndole: sí ahora vete a comulgar todos los domingos, pásale a la fila a comulgar.  ¿Dónde dice mi relato que yo estoy a favor de eso? ¿Dónde dice que le di permiso? Yo lo que digo es: así es Dios, así ama Dios”, expresó.

“¿Cómo yo voy a saber lo que cada persona interpreta del texto? Y así como puede dejar sentimientos positivos y de comprensión, a las personas que se consideran pecadoras, lejanas de la Iglesia, que no se acercan a comulgar por una u otra razón, y que les deja una cierta alegría. A otros les puede provocar los sentimientos contrarios”, dijo.

“Es una interpretación lo que cada uno hace de la historia”, añadió.

El Obispo mexicano aseguró que “Dios sale al encuentro de todas las personas buenas o malas, en cualquier condición. Como lo dice Gaudete et Exsultate”, exhortación apostólica del Papa Francisco sobre el llamado a la santidad, publicada en 2018.

“Si nosotros como sacerdotes, como Iglesia, como cristianos, descuidamos a muchas personas, a los que viven remotamente alejados del Señor, Dios no se olvida de nadie. Dios se acerca y, a su modo, entra en contacto con el corazón de las personas. Sin violar doctrinas, sin violar principios. Sin violar nada”.

Al concluir, Mons. Miranda Guardiola aseguró que “el Señor tiene sus caminos, que no rompen reglas, pero sí toca el corazón de cada ser humano provocando conversión, provocando el amor, provocando la unión con Dios”.

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