La organización afirma que más de 500 niños han muerto desde el comienzo del conflicto en Ucrania. Además de la constante amenaza de muerte, los más pequeños sufren graves traumas psicológicos por los avisos de ataques aéreos, los ataques con cohetes y los bombardeos. Sonia Khush, directora nacional de la organización en el país: «La ansiedad se ha convertido en normalidad. No hay que subestimar el riesgo para la salud mental de los niños y los posibles daños a largo plazo».