Al final de la audiencia general, Francisco dirigió «un pensamiento especial» a la población del país de Oriente Medio, golpeada el 7 de octubre por un devastador terremoto que causó cerca de 3.000 muertos, mientras que el número de heridos se acerca a los 10.000: «Miles de víctimas, entre ellas mujeres y niños. Invito a todas las personas de buena voluntad a aliviar el sufrimiento de la gente». Una oración por la martirizada Ucrania y por los que sufren el hambre, injusticia y guerra.