La religiosa de 93 años conocía de cerca al Pontífice desde su época en Argentina y cuando llegaba a Roma dejaba sus sotanas en la Casa de su Instituto: «En la dirección espiritual recomendaba siempre la sinceridad y la verdad».
La religiosa de 93 años conocía de cerca al Pontífice desde su época en Argentina y cuando llegaba a Roma dejaba sus sotanas en la Casa de su Instituto: «En la dirección espiritual recomendaba siempre la sinceridad y la verdad».