El vicario general del Patriarcado latino de Jerusalén habló con los medios vaticanos del drama que vive la población de Gaza y Cisjordania, y de la constante presencia de la Iglesia para satisfacer sus necesidades básicas. La fruta ha vuelto a los estantes de las tiendas, pero el 80 % de los edificios han sido destruidos. Hay hambre y desempleo, además de miedo. “Quizás no de inmediato, pero la esperanza del Salvador nos da la fuerza para creer que algo puede cambiar y renacer”