Viviendo en medio de la segunda mayor población indígena de Brasil, en Mato Grosso do Sol, desde 2010, la religiosa Joana Aparecida Ortiz relata su misión junto a «su pueblo». La monja franciscana de Nuestra Señora de Aparecida ha hecho de un sueño una realidad exigente: «No tuve dudas sobre la llamada imperativa que Dios me hacía en aquel momento, para ser una presencia solidaria y profética, para ir a unirme a los misioneros».