, 16 Ago. 23 (ACI Prensa).-
El P. Daniel Portillo Treviño, director del Centro de Investigación y Formación Interdisciplinar para la Protección del Menor (CEPROME), explica los pasos que debe seguir la Iglesia Católica para recuperar la confianza que ha perdido a causa de los abusos sexuales cometidos por miembros del clero.
En entrevista con EWTN Noticias, el sacerdote mexicano resalta la importancia de una reflexión profunda respecto al liderazgo y “sobre la pedagogía de la confianza que debemos nuevamente recuperar en la Iglesia”.
Esa fiabilidad, precisa, debe recobrarse con “ambientes de confianza basados justamente en un vínculo sano, en la transparencia, en la relación, en el respeto de los derechos” donde “la justicia y la verdad reinen por encima de cualquier tendencia”.
El P. Portillo destaca asimismo que “la pedagogía de la confianza también implica preguntarnos si nuestros ambientes eclesiales, por ejemplo, son ambientes capaces de acoger a la población que recibimos, si somos conscientes de las personas que estamos recibiendo, quiénes son, de dónde son, cómo vienen”.
En opinión del experto, las entidades de la Iglesia, incluidas las diócesis y congregaciones, deben trabajar juntas. “Porque de otra manera, algunas instituciones pueden servir como chivo expiatorio. Si no se hace una reflexión más sistémica de la situación, podríamos pensar que los abusos sólo se cometen en algunas diócesis, congregaciones o institutos, y nos olvidamos de que hay una reflexión más sistémica sobre esto”.
El debido proceso a los acusados
Al referirse a la transparencia que debe primar en la Iglesia, el P. Portillo remarca la necesidad de respetar la confidencialidad y el debido proceso de los acusados.
Sin embargo, el sacerdote reconoce que en ocasiones “ha habido algunos excesos en el tema de la confidencialidad” y de “la sana rendición de cuentas”. “Es decir, tanto las víctimas como los acusados no tienen información sobre la resolución del caso”, agrega.
Esa situación, precisa, debe llegar a un punto medio en el que se pueda “respetar el proceso efectivamente”, pero donde también haya una clara “rendición de cuentas” del estatus del caso.
¿Qué pueden hacer las víctimas?
“En primer lugar, denunciar. Pienso que es fundamental y es un derecho importante denunciar ante la autoridad civil y denunciar ante la autoridad eclesiástica”, señala el experto mexicano.
Por otro lado, comenta que las víctimas “también tienen derecho a recibir un acompañamiento pastoral y un acompañamiento espiritual” como parte de la “recuperación de la confianza”.
El sacerdote indica que una víctima necesita acompañamiento “no con intención de desviarla de un proceso” o “de que no se le haga justicia”, sino para que encuentre ayuda y sostenimiento cuando decida abrir “esta herida de su vida”.
“Necesita justamente tener un acompañamiento sobre aquello que poco a poco va reconstruyendo en su propia historia”, agrega el sacerdote.
Este acompañamiento le permite a la víctima avanzar y salir de una situación que puede estar “fragmentada entre la confusión del abuso, o la situación de no saber dónde estaba, qué hacía”, continúa.
“Entonces esta reconstrucción de la historia resulta fundamental, y en la psicología resulta una pieza clave justamente para la cuestión de la sanación, la reparación y la madurez misma de la persona”, concluye el presbítero.