En el corazón del magisterio de Ratzinger está el rostro de una Iglesia que no busca el poder, el éxito y los grandes números. Y la clave de la «nueva evangelización».
En el corazón del magisterio de Ratzinger está el rostro de una Iglesia que no busca el poder, el éxito y los grandes números. Y la clave de la «nueva evangelización».