El párroco Romanelli y los demás religiosos de la Sagrada Familia en la Franja deciden seguir «sirviendo a los necesitados, a los ancianos, a los enfermos». La guerra continúa y los bombardeos no cesan, la gente lo necesita todo, pero, según declara el religioso a los medios de comunicación vaticanos, «estamos en manos del Señor y confiamos en que, con la ayuda de tantas personas buenas en el mundo, esto se detendrá»