El 28 de octubre de 1965, el Concilio Vaticano II adoptó la Declaración sobre las Relaciones de la Iglesia católica con las Religiones No Cristianas, que puso fin a siglos de malentendidos entre judíos y cristianos. Jean-Dominique Durand, historiador de las religiones: «Cambió radicalmente la perspectiva mutua. La Iglesia absuelve al pueblo judío de la acusación de deicidio. Un documento que vale la pena redescubrir y releer, especialmente tras las nuevas tragedias en Oriente Medio».
