En el tercer aniversario de la muerte de Benedicto XVI, el cardenal presidió una Misa en la basílica vaticana. En la homilía destacó que el Pontífice fallecido «dejó una inmensa herencia teológica de excepcional calidad» y que por ello es considerado uno de los más grandes intelectuales católicos de nuestro tiempo. Al recordar además que también León XIV bebe del patrimonio espiritual y teológico de san Agustín, subrayó que «ambos ponen a Jesucristo en el centro de la fe de la Iglesia».