Vandalismo, vehículos incendiados, edificios públicos dañados. El gobierno intenta contener la violencia en Francia tras los disturbios, desplegando gendarmes blindados en las calles. Los líderes religiosos franceses hacen un llamamiento a la paz. Para Mons. Matthieu Rougé, obispo de Nanterre, esta vuelta a la paz pasa necesariamente por un retorno al diálogo, donde la indignación pueda expresarse y ser escuchada.