En la Vigilia de oración del Jubileo de la Consolación, en San Pedro, el Papa invita a caminar juntos, con ternura, con quienes han «sufrido la injusticia y la violencia de los abusos», como los que han sido heridos por miembros de la Iglesia, y pide a los responsables de las Naciones que escuchen el dolor de tantos niños aplastados por los conflictos, para garantizarles un futuro.