La visita del Pontífice a la residencia de ancianos «Santa Marta» en Castel Gandolfo duró poco menos de una hora, pero fue suficiente para dejar recuerdos imborrables, emociones y lágrimas tanto en la responsable como en las veinte residentes octogenarias de la institución. “Al final del encuentro teníamos la alegría reflejada en los ojos”.