El arzobispo Caccia, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, señala el camino para ayudar a los jóvenes a evitar los riesgos asociados a la era actual de conflicto, delincuencia y violencia. Padres, docentes, políticos, periodistas, organizaciones y grupos religiosos están llamados a desempeñar un papel clave en la creación de una cultura de paz.