, 12 Jul. 23 (ACI Prensa).-
El Obispo Auxiliar de Comodoro Rivadavia en la Patagonia argentina, Mons. Roberto Álvarez, se refirió en una entrevista televisiva al flagelo de las adicciones y a su relación con el “deterioro general” que se vive en el país.
En una entrevista con el programa “Clave Política” de Canal 9 local, el Prelado reflejó la visión de la Iglesia sobre la realidad actual.
Al respecto, advirtió un “deterioro general”, tanto en el área de salud, como en la enseñanza, donde observó una “tragedia educativa”, y en la formación laboral o el adiestramiento para un trabajo. Ese deterioro, aclaró, no tiene “un sujeto responsable, culpable”, sino que todos tenemos que “hacernos cargo”.
El Prelado ahondó sobre la realidad del consumo de drogas, e hizo referencia a dos personalidades del espectáculo: la cantante Fabiana Cantilo y el actor y conductor Gastón Pauls, quienes en diversas entrevistas han hablado sobre los perjuicios de consumir marihuana. “Esa porquería revienta vidas y las mata”, subrayó.
“Es mentira que puede haber un consumo recreativo” que no termina haciéndoles mal, afirmó, señalando que se trata de un problema serio al que “hay que darle batalla en todas las dimensiones”.
“En el día a día en nuestras comunidades, descubrimos que el alcohol, la marihuana y la cocaína terminan en el mismo lugar: calle, cárcel y cementerio. Nosotros desde la Iglesia Católica nos hemos propuesto contrarrestar con colegio, club y capilla. Para nosotros esas ‘3 c’ le dan sentido a un joven”, aseguró.
“No crean nunca que un porro [cigarrillo de marihuana] los va a llevar a ningún lado”, sentenció.
El Prelado comentó también sobre la falta de preparación para el trabajo. Hizo notar que es muy fácil la desacreditación al decir que las personas no quieren trabajar, pero detrás está el “pavor” que genera el primer trabajo, porque supone “un horizonte de comprensión que en muchos no existe”.
“Yo he visto gente saliendo de las adicciones, que cuando le dimos la oportunidad de un trabajito de jardinero, esa noche ha vuelto a consumir por el estrés y la tensión que le generaba ir a una casa y tener miedo de no entender lo que le iban a pedir”, relató.
“Esa es la Argentina hoy. Y no solamente en el conurbano bonaerense. Nosotros [en la Patagonia] tenemos zonas donde está costando muchísimo comprender qué significa ir a un trabajo, y esa realidad la tenemos cotidiana”, admitió.
El Obispo hizo hincapié en “lo que cuesta generar un espacio para la persona”, y aclaró que no tiene que ver con que “sea vaga o no tenga hábito de trabajo”, sino que “no saben por dónde empezar”.
En ese sentido, se refirió a la desigualdad de oportunidades: “Dejar librado al propio esfuerzo, creyendo que todos salimos desde el mismo lugar y con las mismas capacidades, no es cierto”, advirtió.
Sin embargo, aunque destacó las buenas intenciones de determinados planes de gobierno, “a la larga, la contención para que pudiera generar espacios de trabajos cooperativos, se ha ido licuando, y queda simplemente como un subsidio más”.
Ante esta realidad que parece no tener solución, Mons. Álvarez aseguró que “hay un genio en el género humano —para nosotros [los creyentes] es una chispa puesta por Dios— que supone una red oculta que se pone en movimiento ante la fragilidad, que es impresionante”.
Por eso, cuando parece que el destino de un chico es irreversible, “la historia nos ha demostrado que a veces, de modo lateral, en el trabajo, en la educación informal, en la picardía del pueblo, aparecen otras soluciones”.
Sin embargo, llamó a la dirigencia política a “renovar y reformar todas las estructuras en salud, educación, trabajo, en la provincia y en el país, para que esto funcione sin necesidad de la magia del pueblo argentino”.
En ese sentido, advirtió sobre la desesperanza y el enojo que genera en la población el mencionado “deterioro”, y anheló: “Ojalá lo podamos terminar canalizando en una capacidad de transformación”.