El prefecto del Dicasterio para las Iglesias Orientales participó el 29 de septiembre, en Blaj, en el funeral del arzobispo mayor de la Iglesia greco-católica rumana, el cardenal Lucian Mureşan, fallecido el pasado jueves, y en su homilía recordó las dificultades que vivió el cardenal en los «años de sufrimiento inaudito» en los que no había libertad religiosa en el país.