El Pontífice recibe a empresarios y representantes de la Confederación italiana «Confartigianato», fundada tras la segunda guerra mundial y que ha contribuido al renacimiento económico de Italia. En su discurso, agradece por la inclusión de quienes tienen graves discapacidades, son discapacitados, se mantienen al margen y les anima a ser «artesanos de una nueva humanidad y de la paz» en un momento en que «las guerras se cobran víctimas y no se escucha a los pobres».