En vísperas de la solemnidad de la Inmaculada Concepción y con ocasión del septuagésimo aniversario de la lacrimación de Nuestra Señora de Siracusa, el Papa envió una carta al arzobispo de la diócesis siciliana. Su solicitud maternal incita al perdón, escribe el Pontífice, y a «hacerse cercano a los que están enfermos en el cuerpo y en el espíritu, a los que están solos y abandonados».