Al final de la audiencia general, el Papa recuerda los mil días de conflicto en el país del este europeo y lanza el llamamiento para que la confrontación deje paso al encuentro. Después lee la carta de un universitario ucraniano que escribe: «Me hubiera gustado huir y volver a ser un niño abrazado a mi madre. Cuando recuerde nuestro país, recuerde no sólo el sufrimiento, sino también el amor».