Tras el paso destructivo de Fang Wong, la nación asiática cuenta sus heridas: decenas de muertos, más de un millón de personas afectadas, cientos de carreteras y puentes destruidos. Cáritas Filipinas, en cada diócesis, ha activado equipos para acudir en ayuda de la población afectada y sufriente. Mientras tanto, las emergencias medioambientales siguen teniendo repercusiones judiciales y políticas.