En la Edad Media, Apulia estaba inervada por importantes vías que recorrían toda su longitud, hasta Santa Maria di Leuca: la Via Francigena y la Via Appia-Traiana. Rutas que florecieron con lugares de gran belleza y profunda fe. Entre ellas se encuentra la capital regional, una espléndida ciudad frente al mar, ligada a San Nicolás, sus historias y la basílica dedicada a él. El museo diocesano también alberga preciosos rollos del «Exsultet».