Monseñor Visvaldas Kulbokas, nuncio apostólico en Ucrania, explicó a los medios de comunicación vaticanos el profundo significado de esta iniciativa ecuménica: «El llanto por la guerra unido al llanto de Jesús. Esta fue la oración que ofrecimos para pedir la paz, la liberación de todos los prisioneros y consuelo para sus familias»