Al término de la audiencia general en la Plaza de San Pedro, mientras continúa el asedio de las fuerzas militares israelíes a la ciudad de Gaza, el Papa se declara cercano a la población obligada «por la fuerza» a abandonar sus tierras, a «vivir en el miedo» y a sobrevivir «en condiciones inaceptables». El Pontífice recuerda que «toda persona tiene siempre una dignidad inviolable» e invoca el cese de los bombardeos, la liberación de los rehenes y una solución diplomática.