Tras el rezo del Ángelus, el pensamiento de Francisco se dirigió a los países desgarrados por la guerra, con la mirada puesta en el Estado del Sudeste Asiático y en su población que sufre los combates, «especialmente los más vulnerables: niños, ancianos, enfermos, refugiados, incluidos los rohingya». Un recuerdo también de los mártires de la guerra civil española Gaietà Clausellas y Antoni Tort, beatificados, ayer, en Barcelona.