En el segundo domingo de Adviento, León XIV recuerda que, ante la inminencia del Reino de Dios, los fieles son llamados a una conversión auténtica y a prepararse para una novedad divina que irrumpe no con poder, sino con mansedumbre y misericordia. «Cada uno de nosotros puede ser una pequeña luz, si acoge a Jesús. Aprendamos a hacerlo como María, nuestra Madre, mujer que aguarda con confianza y esperanza», dijo el Papa