En su discurso al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede para el tradicional intercambio de felicitaciones por el Año Nuevo el Papa pasó revista de las situaciones que se viven en el mundo, comenzando por las guerras. Y dedicó su reflexión a la paz, en un momento histórico en el que está cada vez más amenazada, recordando que es tarea de la Santa Sede, en el seno de la comunidad internacional, ser una voz profética y una llamada a la conciencia