En su alocución previa a la oración mariana en la fiesta de San Esteban, protomártir, el Pontífice reflexiona sobre el martirio como un «nacer a la luz» y exhorta a los fieles a no pasar indiferentes ante la historia, afrontando las incertidumbres del mundo actual con la tenacidad de la fraternidad y el cuidado del prójimo.