Francisco recibe a los miembros del Movimiento en el 80 aniversario de su nacimiento. Exhorta a un «compromiso por la paz», recordando la inspiración de la fundadora Chiara Lubich durante la Segunda Guerra Mundial: «El mundo sigue necesitando constructores de fraternidad. La guerra no se acaba, todos pierden, sólo ganan los fabricantes de armas». La invitación a cuidarse de la mundanidad espiritual siempre al acecho.