León XIV recibió esta mañana en la Sala Clementina a un grupo de peregrinos católicos rusos, llegados a Roma con motivo del Jubileo y evidenció que cada cristiano «es una piedra viva en el edificio de la Iglesia. Cada piedra, aunque sea pequeña, colocada por el Señor en el lugar adecuado, desempeña un papel importante para la estabilidad de toda la construcción». Todos son responsables de su Iglesia local, llevando «las cargas los unos de los otros», señaló el Pontífice.