Mohamed, con solo 9 años, escapó desde su casa en Marruecos para buscarse un futuro en Europa. Tras pasar por diversos centros de protección de menores, una comunidad de religiosas lo acogió, le dio estabilidad y lo acompañó en un proceso humano que hoy lo tienen cursando un master universitario y trabajando para otros migrantes en la Fundación Tierra de Todos.