El demonio y el infierno “temblaron” en el pontificado de Benedicto XVI, asegura sacerdote

, 10 Ene. 23 (ACI Prensa).-
El P. Juan Carlos Gavancho, sacerdote peruano de la Arquidiócesis de Chicago (Estados Unidos), aseguró que durante el pontificado de Benedicto XVI “el demonio y el infierno temblaron” porque no pudieron cantar victoria tras la muerte de San Juan Pablo II.

“Yo admiro mucho a San Juan Pablo II”, dijo el P. Gavancho a ACI Prensa, “y cuando él murió vi que muchos se alarmaron porque no sabían en qué manos iba a quedar la Iglesia”.

El sacerdote peruano confesó luego que cuando el Cardenal Joseph Ratzinger fue elegido Papa de la Iglesia Católica se llenó de mucha alegría, pues conocía de cerca su teología.

El P. Gavancho contó que estudió en profundidad a Benedicto XVI cuando hizo su licenciatura en cristología en el Seminario de Mundelein, Saint Mary of the Lake, en Chicago.

“Durante su pontificado el demonio y el infierno temblaron”, aseguró el sacerdote, “porque durante cinco décadas había intentado cantar victoria”.

“Sin embargo, sabemos que el demonio nunca cantará victoria sobre la Iglesia porque el Señor nos ha prometido que su Iglesia no será derrotada por las fuerzas del mal”, explicó el P. Gavancho.

El sacerdote peruano recordó que “el Señor nunca nos prometió que el demonio no tendría poder” y que, de cierta forma, durante algunas décadas parecía haberlo tenido “causando estragos y sufrimiento al rebaño”.

“A pesar de eso, San Juan Pablo II supo combatir estas fuerzas y durante el pontificado de Benedicto XVI el infierno se convenció una vez más que no podía vencer”, precisó el P. Gavancho.

El sacerdote de la Arquidiócesis de Chicago resaltó que Benedicto XVI “combatió de manera valiente pero serena y humilde aquellas voces que discordaban con el Magisterio de la Iglesia y que atacaban la fe milenaria de la Iglesia”.

“En medio de su erudición, inteligencia y genialidad al exponer la fe por medio del diálogo, de la filosofía y de la teología, el Pontífice fue un hombre cuya fe era en realidad sencilla” concluyó el sacerdote.

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