Si una parte de la Amazonía sigue intacta en cuanto a árboles y biodiversidad, el mérito es de Giovanni Onore, que hace 26 años creó la Fundación Otonga con el objetivo de preservar el pulmón verde del mundo y todas las «almas» que contiene, incluidos los niños de los indígenas a los que se les asignan becas a través de proyectos educativos