Monseñor Visvaldas Kulbokas, nuncio apostólico en Ucrania, esboza un escenario del país tras veinticuatro meses de conflicto: la gente sobrevive gracias a la ayuda, millones de niños no van a la escuela. Sacerdotes y voluntarios han creado una red logística de transporte, los obispos están en primera línea en la distribución de los recursos