Comentario al Evangelio del III Domingo de Adviento, el 14 de diciembre de 2025, realizado por el Secretariado diocesano de Pastoral Bíblica de Granada.
En este Tercer Domingo de Adviento, llamado Domingo Gaudete, la Iglesia nos invita a la alegría: una alegría serena, porque el Señor está cerca. En medio del camino hacia la Navidad, hoy resuena con fuerza la llamada a confiar, a no temer y a reconocer los signos de la presencia de Dios entre nosotros.
EL DESIERTO Y EL YERMO SE REGOCIJARÁN (Is 35,1-6.11)
Estamos ante un himno a la alegría con cuatro sinónimos: alegría, gozo, júbilo y alborozo, que anuncian una situación de fiesta y regocijo que llenará el desierto y la estepa.
Nuestro texto tiene como trasfondo el éxodo: Israel ha sido liberado de la esclavitud como lo fueron sus padres y, como ellos, tendrá que atravesar el desierto antes de entrar en la tierra de las promesas. La proximidad inmediata y última del Señor es fuente de alegría. “El Señor viene en persona y nos salvará”.
De esta alegría participa la creación reconciliada. En la visión del profeta Isaías, el cosmos y el hombre forman un todo inseparable, están en comunión perfecta.
El universo no sólo manifiesta el dolor y la alegría, sino que también los comparte. En esta tierra se concreta la continuidad de la historia.
DICHOSO EL QUE NO SE ESCANDALIZA DE MÍ (Mt 11, 2-11)
El Bautista está en arresto y oye desde la cárcel hablar de las obras de Cristo. Sirviéndose de sus discípulos, Juan trata de discernir la identidad de Jesús: “¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?” Esta es la cuestión fundamental. La expectativa mesiánica de Juan con respecto a Jesús necesita reafirmarse.
Jesús va a responder a esta pregunta con los textos de Isaías (Is 29,16; 35,5-6; 61,1) El Mesías que viene es el que desata y libera, es el que devuelve al ser humano la capacidad de ver, oír, captar, sentir, conocer y amar. Con esto, Jesús está indicando a Juan, a través de sus discípulos, que en él se cumple la Ley y los profetas, que él es el que ha de venir. Y “dichoso aquel que no halle escándalo” en su mesianismo, en su manera de ejercer la misericordia y la justicia que devuelve la vida a los últimos, a los pobres y pequeños.
LA PALABRA HOY
Este nuevo domingo pone el acento en el aspecto gozoso que tiene el Adviento y la alegría que trae la esperanza mesiánica. Como nos recuerda el profeta Isaías, Dios viene a salvarnos. Él nos da la fuerza suficiente para ir hacia delante y no desfallecer. La verdadera alegría no es ajena a las dificultades ni a las pruebas, pero sabe permanecer en ellas porque confía en Dios, se fía de Él y de su Palabra.
La salvación está ya cerca, estemos alegres con esa alegría que nada ni nadie nos puede quitar, porque Jesús sale al camino para encontrarse con nosotros en la vida de cada día. “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús” (Evangelii Gaudium).
Mariela Martínez Higueras, OP.
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