Así se gestó la histórica visita de Benedicto XVI a México

, 04 Ene. 23 (ACI Prensa).-
El P. Antonio Camacho Muñoz, ex secretario ejecutivo de la Comisión Episcopal para la Pastoral de la Comunicación de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), relató los pormenores de la organización del histórico viaje que el Papa Benedicto XVI hizo a México en marzo de 2012.

“Gracias a Dios por el Papa Benedicto”

Desde Tokio (Japón), donde sirve como misionero desde hace algunos años, el P. Camacho cuenta en primer lugar cómo supo de la muerte de Benedicto XVI.

El sacerdote mexicano precisa que se enteró unos 15 minutos antes de celebrar la Misa de fin de año a las 7:00 p.m. en Japón.

“Lo primero que hice fue darle las gracias a Dios por el Papa Benedicto, recordé muchas cosas y pensé en todo lo que había pasado”, contó el P. Camacho a ACI Prensa.

Después de eso celebró la Misa y rezó con los fieles un Padre Nuestro por Benedicto XVI.

La noticia, continuó, “me dio tristeza, pero pude servirle desde mi trabajo, desde lo que estaba realizando con los obispos en México, pude ayudar a que su palabra llegara a millones de personas”.

El inicio de los preparativos en 2011

“A mediados de noviembre de 2011 la CEM nos citó a tres secretarios ejecutivos por primera vez: Liturgia, Economía y Comunicaciones, cuando yo era el encargado. Nos dieron la noticia del viaje de Benedicto XVI a México y nos pidieron que la mantengamos en secreto”, explicó el sacerdote mexicano.

“El día 18 debíamos presentarnos en la Nunciatura para que nos expliquen lo que debíamos hacer, y al día siguiente debíamos volar a Roma para coordinar con los dicasterios correspondientes. Allí se nos dijo que el Papa podía venir en marzo, por lo que teníamos los meses contados y teníamos que empezar a trabajar”, resaltó el P. Camacho en el diálogo con ACI Prensa.

El Papa Benedicto XVI anunció el 12 de diciembre de 2011 que tenía la intención de viajar a México y Cuba en 2012, viaje que se realizó del 23 al 29 de marzo. 

Los tres primeros días estuvo en la tierra de la Virgen de Guadalupe. Casi un año después renunciaría al pontificado, una decisión que tomó luego de este viaje al verse disminuido en su fuerza física.

“El entonces Nuncio Christoph Pierre pidió que la Iglesia se encargue de todo” en la organización, recordó el P. Camacho

En Roma, el P. Camacho y los demás miembros de la organización se entrevistaron con el P. Federico Lombardi -entonces director de la Oficina de Prensa del Vaticano-, con los responsables del Archivo fotográfico del Vaticano, del Centro Televisivo Vaticano (CTV), con el diario del Vaticano L’Osservatore Romano y con Radio Vaticana. 

También se reunieron con el entonces encargado de los viajes papales, el laico italiano Alberto Gasbarri, quien explicó “todo lo que se tenía que preparar: la imagen del Papa, el lema y los requisitos de cada instancia”.

“La Misa más importante iba a ser en el Parque Bicentenario y nos dijo que la próxima semana nos vemos en México para ver todo. En una semana yo tenía que presentar algo a la CEM para ver lo que se podía hacer”, refirió el sacerdote.

Un equipo de 120 personas

De regreso a México, el P. Camacho citó a los encargados de comunicaciones de las diócesis. “Llegaron 80 de las 92 diócesis entonces. Los informé y les pedí guardar el secreto”.

En total, continuó, “el equipo con el que conté era de 120 personas, la mayoría laicos, todos tenían o una licenciatura, algunos maestría y varios estudios de comunicaciones, lo que era bueno”.

Una segunda coordinación fue la de la señal de televisión. En esto participaron Televisa, que prestó un tráiler para transmitir la señal, TV Azteca y CEPROPIE, la televisora del gobierno.

Luego se coordinó la atención a la prensa que llegaría del Vaticano, la prensa internacional y la mexicana.

“Se creó la web del viaje, la cuenta de Twitter, Facebook, Snapchat e Instagram, había gente coordinando cada área y eso ayudó a tener un despliegue razonable. Fue una experiencia increíble para mí”, resaltó el sacerdote mexicano.

Tras las planificaciones y la implementación de un edificio de cuatro pisos para las comunicaciones en León, en el estado de Guanajuato, el P. Camacho volvió a Roma en enero para seguir ajustando las coordinaciones, para “transmitir de la mejor forma el mensaje del Papa Benedicto XVI”.

El servicio de la Iglesia en México a Benedicto XVI

“En todo esto, uno de los puntos que ayudó mucho fue unirnos como Iglesia, a ver la capacidad que tenemos, a no sentirnos menos ante los grandes medios, a reconocer que la Iglesia puede ser muy profesional y que cubre mejor esto que los medios convencionales”, reflexionó el sacerdote mexicano.

“Pudimos trabajar con mucho entusiasmo y con mucho profesionalismo, por los demás y para todos. No lo hacíamos por dinero ni protagonismo, sino para servir. El P. Lombardi estaba muy agradecido por todo lo realizado”, resaltó.

La experiencia, dijo el P. Camacho, fue casi “mi doctorado en comunicación. Ahí de veras aprendí como nunca, aunque he estudiado, pero nunca a esos niveles”.

¿Cómo era Benedicto XVI?

“Lo tuve cerca, era un Papa muy tímido, callado, pero muy cercano, recuerdo sus palabras, gestos y miradas. Fue algo muy padre tener esa experiencia”, dijo el sacerdote a ACI Prensa.

Sobre lo que Benedicto XVI dejó como legado en México, el P. Camacho resaltó su respuesta ante el escándalo de los abusos sexuales.

El impacto de Benedicto XVI en México

“Creo que una de las cuestiones, en ese momento, muy candentes, era lo de la pederastia y con todo lo que implicaba a los Legionarios” de Cristo, congregación mexicana fundada por sacerdote Marcial Maciel, fallecido en 2008 en medio de graves acusaciones de abusos sexuales, algunas de cuyas víctimas fueron sus hijos.

En su opinión, lo que hizo Benedicto XVI, “más que hablar al corazón, habló a la cabeza, con la razón”.

De ese modo, subrayó, el Papa hizo notar a la gente “las razones de seguir a Cristo, estar en la Iglesia; no tanto el sentimiento de los hombres, sino una convicción que debíamos tener”.

También “ayudó a renovar la imagen de la Iglesia, con el lema de ‘Mensajero de la paz’, no con el sentimiento sino con palabras y la razón”. 

“Sí creo que él trató de permear la razón y el corazón. Él sabía la situación de México y América Latina y quiso dar ese mensaje”, concluyó el P. Camacho.

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