Así es como San Lorenzo de Brindis ganó batallas sin que lo mataran las balas que le caían

, 20 Jul. 23 (ACI Prensa).-
Este 21 de julio se celebra al impresionante San Lorenzo de Brindis, Doctor de la Iglesia que encabezó importantes batallas de los cristianos contra los turcos y resultó ileso de las balas que le caían en el cuerpo. ¿Cuál era su “chaleco antibalas”? Aquí te lo contamos.

El fraile capuchino San Lorenzo (1559-1619) nació en Brindis (Italia) y murió en Lisboa (Portugal), donde en unas semanas se celebrará la JMJ 2023. Dominaba varios idiomas europeos y se sabía toda la Biblia al pie de la letra.

En un momento de su vida llegó a ser capellán de la armada imperial. Por ese entonces, los turcos se habían apoderado de gran parte de Hungría y buscaban someter la Europa cristiana al mundo musulmán.

Los invasores tenían un ejército de 80 mil hombres, y estaban armados “hasta los dientes”, mientras que los occidentales sólo contaban con unos 18 mil.

San Lorenzo fue recibido en el campamento militar con silbidos, burlas y desprecios. Pero el fraile no se amilanó, sino que se puso a dar discursos para motivar a las tropas.

En el libro San Lorenzo de Brindis, luchador contra los turcos, del sacerdote agustino recoleto Ángel Peña, se recogen numerosos testimonios de la gente que estuvo en el campo de batalla y de otros que vivieron en la época.

Se dice que el santo sólo llevaba puesto su hábito, portaba una cruz de madera en la mano durante la contienda y bendecía a todos. Asimismo, montaba a caballo sin saber cabalgar. Los alentaba gritando: “Señores, adelante, adelante, éste es mi lugar, victoria, victoria”.

Los turcos se abalanzaban para matar al sacerdote, pero no podían derrotarlo. Un sacerdote capuchino, el P. Ángel de Monte Herculano, contó que “en la guerra, muchas saetas y balas enemigas no lo herían y caían a tierra y algunas le tocaban la ropa y no le hacían daño”.

Asimismo, el capuchino P. Gaspar de Gasparotti aseguró que había escuchado del P. Juan Bautista de Mantua, compañero del santo en Hungría, que “con la señal de la cruz, el padre Lorenzo hacía regresar las balas de la artillería turca de modo que las balas, en vez de ir contra los cristianos, regresaban contra ellos o caían alrededor de los cristianos sin hacer daño a nadie”.

Felipe Bevilacqua, un oficial en las tropas imperiales, declaró que los turcos pusieron 14 piezas de artillería para disparar contra su escuadrón. Cuando los enemigos encendían las mechas para que salgan los proyectiles, San Lorenzo les respondía con la señal de la cruz. Las balas llegaban al grupo, pero ninguno moría.

En el Santoral Franciscano se recoge el testimonio de Jerónimo Dentico, consejero imperial de guerra, quien indicó que la victoria se le debía atribuir a las oraciones de las personas buenas “y a las de este buen padre siervo de Dios que está con nosotros, como ya lo dice todo este ejército, incluidos los herejes más principales”.

Al final, los cristianos vencieron. Los turcos huyeron y días después buscaron venganza, pero nuevamente fueron derrotados. Todo el ejército le atribuyó la victoria al santo Doctor de la Iglesia y varios herejes se convirtieron al catolicismo.

San Lorenzo, un día hablando sobre este prodigio, dijo: “Verdaderamente Dios nuestro Señor había obrado cosas tan maravillosas que se podían parangonar con las maravillas que se cuentan en la Escritura”.

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