En su Mensaje de Navidad, los prelados exhortan: “Que en la Nochebuena y el día de Navidad dejemos que la presencia de Cristo ilumine nuestro corazón herido por la discordia y el Niño de Belén nos recuerde que somos profundamente amados por Dios y que nunca nos abandona en medio de nuestros anhelos y sufrimientos”