En su saludo a la delegación de cardiólogos del Curso de Revascularización de París, el Papa recuerda que la Iglesia fomenta la investigación científica «que abre al ser humano a la verdad y a un servicio más profundo al bien común». La invitación es a compartir los resultados obtenidos en la investigación, asegurando que también los pobres y los marginados puedan acceder a los nuevos tratamientos.