El cardenal secretario de Estado presidió esta mañana, en la Basílica Vaticana, la Misa por el Jubileo de los colaboradores de las representaciones pontificias: “Fe y esperanza son un binomio inseparable”. La invitación a hacer el bien de modo “gratuito y oculto”, lejos de las luces “efímeras” del éxito. Todo ministerio en la Iglesia, incluido el diplomático, “no goza de gloria propia, sino que debe reflejar la luz de Cristo”