Se trata de nueve salesianos polacos, muertos en los campos de concentración de Auschwitz y Dachau, y de dos sacerdotes diocesanos asesinados por odio a la fe durante el régimen comunista de Checoslovaquia. También se promulgaron los decretos relativos a cuatro nuevos Venerables: una religiosa cisterciense española, un sacerdote dominico español, un sacerdote sardo y un fraile carmelita de Liguria.