Desde 2017, una insurgencia islamista ha azotado la región africana, causando más de 6.000 muertos y más de 1,3 millones de desplazados. En los últimos días, la ONU ha denunciado cómo los ataques han entrado en una fase de renovada intensidad: en septiembre, casi 22.000 personas se vieron obligadas a huir de sus hogares en una sola semana. El analista Giovanni Battista Martino: Nos enfrentamos a un «conflicto potencialmente destructivo».