En su homilía de la misa por el Jubileo de los catequistas, el Papa León XIV recordó la necesidad de anunciar que, incluso en medio de las tragedias de quienes mueren «por la codicia» según el Evangelio «la vida de todos puede cambiar». No basta con conocerlo o compartirlo: hay que amarlo. Solo así el testimonio se convierte en semilla de esperanza, capaz de germinar en los corazones y dar fruto