El viaje, organizado por el Apostolado Internacional de Fátima, partió el 1 de julio de Reggio Calabria y concluyó el domingo 31 de agosto en Verona. Se realizó en verano porque es la época más difícil para los reclusos, entre la falta de actividades, la lejanía de sus seres queridos y la emergencia por el calor. Don de’ Paoli, asistente nacional del Apostolado asegura para Vatican News que «María es Madre de todos, incluso de los que han cometido errores».