El esperanzador viaje de un cargamento de ayuda humanitaria revela la difícil situación de la nación caribeña, controlada y dividida por grupos criminales. El misionero camiliano, padre Massimo Miraglio: «Para contrabandear medicamentos y alimentos, se ven obligados a pagar sobornos a milicianos. La comunidad internacional no está haciendo lo que debería».