En su audiencia a los directores nacionales de las Obras Misionales Pontificias que participan en la Asamblea General, el Santo Padre reafirma el papel esencial de las Obras Misionales Pontificias en la evangelización global, exhortando a la Iglesia a ser misionera de esperanza y unidad. También invita a los misioneros a ser «fermento de concordia» en un mundo marcado por la división y la injusticia.