El Pontífice preside la Santa Misa con ocasión de la VIII Jornada Mundial de los pobres y hace un llamamiento a toda la Iglesia, a los gobiernos de los Estados y a las Organizaciones internacionales: “por favor, no se olviden de los pobres”. Además, el Papa ha invitado a mirar a los ojos y tocar las manos de aquellos a quien damos limosna, recordando que la caridad debe ser un acto de encuentro y no de indiferencia.