Al final de la audiencia general, Francisco recuerda el asesinato del padre Isaac Achi, ocurrido el domingo pasado en la diócesis de Minna. Luego dirige su pensamiento a la República Democrática del Congo, país que visitará a finales de mes, teatro de atentados en los últimos días: «Pidamos a Dios que nos dé un corazón pastoral que sufra y se arriesgue para dar testimonio».