Trasladan cuerpo del primer mártir de EEUU a nuevo santuario dedicado a él

Oklahoma, 15 Feb. 23 (ACI Prensa).-
Los restos del Beato Stanley Rother, el primer mártir estadounidense que sirvió a indígenas en Guatemala, fueron trasladados hasta un nuevo santuario en su honor que será inaugurado este viernes 17 de febrero.

El domingo 12 de febrero el ataúd del Beato fue retirado de la capilla del Cementerio “Resurrection Memorial”, en la ciudad de Oklahoma (EEUU), y escoltado por policías hasta la Catedral de la ciudad. 

Los fieles se congregaron en torno al mártir y se rezaron las Vísperas, que fueron presididas por el Arzobispo de Oklahoma, Mons. Paul Coakley. Luego se realizó una vigilia nocturna de oración hasta el amanecer del lunes 13 de febrero.

A primeras horas de la mañana el cuerpo del Beato Rother se trasladó hasta su santuario y fue depositado en el altar de una capilla especial.

Se tiene previsto que este viernes se realice la inauguración del santuario con una solemne Misa en la que se dedicará el templo en honor al primer mártir de la nación.

En declaraciones a EWTN in Depth, el P. William Novak, vicario general de la arquidiócesis, señaló que el santuario ha sido construido para mayor gloria de Dios y para acrecentar la devoción al Beato Rother. 

El sacerdote señaló que esperan que sea un lugar nacional de peregrinación y una parroquia para los que habitan la zona, donde está creciendo la población hispana.

Por otro lado, el P. Novak resaltó que se ha buscado construir una iglesia tradicional con un estilo de la época colonial española.

Sobre el mural que se encuentra en la cúpula, describe que se trata del Beato Stanley siendo recibido en el paraíso por Cristo resucitado acompañado de varios mártires.

Al beato se le puede ver con la mano derecha hacia abajo y la mano izquierda elevada hacia arriba. Para el P. Novak, se quiso mostrar que el mártir es un intercesor que recibe las oraciones de los fieles y las presenta a Dios.

¿Quién fue el Beato Stanley Rother?

El P. Rother fue un sacerdote de la Arquidiócesis de Oklahoma que acogió el llamado de San Juan XXIII para ir como misionero a Centroamérica. 

Fue enviado a Guatemala, donde trabajó con los indígenas. Construyó un colegio, un hospital y una radio.

Cuando en el país se empezó a agudizar una fuerte guerra civil (1980-1981), varios de sus amigos y fieles fueron secuestrados o asesinados. Sin embargo, el sacerdote no quiso dejar su lugar de misión, porque decía que todavía se podía hacer mucho bien.

Un grupo de sicarios que mataban indígenas y campesinos pobres fueron en su búsqueda. El sacerdote trató de defenderse, pero fue asesinado a balazos el 28 de julio de 1981. Fue proclamado beato el 23 de septiembre de 2017.

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