Hoy se celebra a San Marcelo, el Papa que acogió a los que se apartaron de la Iglesia

REDACCIÓN CENTRAL, 16 Ene. 23 (ACI Prensa).-
San Marcelo fue Vicario de Cristo por el breve periodo de un año, de 308 a 309, cuando le sobrevino la muerte estando en el destierro. La fecha de su nacimiento es incierta, aunque se sabe que nació en la ciudad de Roma. Su fiesta se celebra cada 16 de enero, y ocupa el puesto número 30 en la lista de los Pontífices.

Fidelidad y valentía

San Marcelo padeció la terrible persecución de Diocleciano entre los años 303 y 305, a la que logró sobrevivir manteniéndose fiel a su sacerdocio en medio de las circunstancias más extremas, cuando muchos, por temor, habían incurrido en la apostasía o habían abandonado las prácticas cristianas. Marcelo se distinguió, en ese sentido, por su gran valor.

Asumió el papado casi 4 años después de que su predecesor -el Papa Marcelino- muriera. Lamentablemente, la persecución había producido una gran inestabilidad en la organización eclesial, que solo empezó a amainar con la elección de Marcelo.

El miedo al martirio había dejado descabezada a Roma y, por la historia, sabemos que una Iglesia acéfala sufre muchísimo, “como ovejas que no tienen pastor”.

Apostasía y retorno a casa

La Providencia divina, a pesar de todo, sostuvo a la comunidad cristiana y, en ese espíritu, escogió a Marcelo como Pontífice. Él, una vez elegido, decidió acoger a quienes habían abandonado la práctica del cristianismo o habían apostatado.

A ellos les puso como condición el arrepentimiento público y la penitencia, de manera que todos tuvieran la opción de volver al seno de la Iglesia. Es sabido que los Papas que se inclinaron por el perdón en esas circunstancias recibieron críticas, especialmente de aquellos que fueron torturados, se les confiscaron sus bienes o vieron morir a tantos entregando su sangre.

Con todo, San Marcelo era consciente de que muchos deseaban volver al redil de Cristo y de que había que trazar una ruta de acuerdo a la justicia y la caridad. Bien aconsejado por hombres santos, decretó el camino penitencial para los que quisieran el retorno.

Dios envía trabajadores a la mies

En paralelo, Marcelo ordenó la reconstrucción de los templos destruidos durante la persecución y se dedicó a reorganizar la estructura eclesial. Se dice que fue un hombre de carácter enérgico, pero moderado. Como organizador, dividió Roma en 25 sectores y puso al frente de cada uno a un presbítero.

Muchos aceptaron la decisión del Pontífice con respecto a los apóstatas, pero algunos promovieron protestas y lo acusaron de conspirar contra el emperador Majencio, quien excediéndose en su función civil, terminó ordenando el destierro del Santo Padre.

De acuerdo al «Libro Pontifical», San Marcelo, alejado de su sede, se escondió en la casa de una mujer laica y, desde allí, siguió gobernando a la Iglesia. Al enterarse de esto, el emperador lo mandó apresar y lo envió a hacer trabajos forzados en las caballerías y pesebres imperiales. El Papa Marcelo enfermó y falleció el 16 de enero del año 309.

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